Equilibrio

¿Qué es el equilibrio?
Nos viene a la mente dos hechos: el órgano del equilibrio de que dispone el individuo humano en el oído interno. También en nuestra mente nos hace referencia a una báscula que compara una pesas con algo del que tratamos de conocer su peso, es decir: ¿Con qué fuerza, atrae, con la gravedad, ese algo el planeta en que estamos? 

La gravedad es una fuerza de atracción o repulsión (si invertimos los polos y contraponemos dos cuerpos con el mismo signo) ó podemos decir que la Energía potencial de ambos cuerpos se manifiesta con una fuerza que la atrae, por ejemplo: un ser humano y nuestro planeta.

La gravedad es un hecho cuya experiencia nos permite no flotar en la troposfera y poder movernos sin miedo a soltarnos y perdernos en el espacio. Además, las condiciones especiales de la atmósfera terrestre nos permite respirar y, tener nuestros sentidos dispuestos a percepciones que dan cobertura a una forma de pensar y actuar entre los individuos humanos y el entorno más próximo que nos abriga y enriquece con distintas experiencias, obligadas en mayor parte por necesidades que los sentidos y la psique, en algún momento, nos hace sentir. 

Estas necesidades han sido las mismas a lo largo de nuestra historia como especie: alimento, abrigo, sexo, descanso e higiene ( aunque el sexo y el tiempo descanso a permitido que del sexo se parta hacia la sensación de placer que nos lo proporciona la cultura, sexo y ocio). 

En nuestra evolución los detalles de como se consiguen todas aquellas necesidades han ido cambiando, pero nuestra esencia particular ha hecho que, con algunas diferencias, nos mostremos en la búsqueda de estas particularidades necesarias, como seres racionales que buscan de forma similar instalar entre nosotros un orden social, jerárquico pero transversal, que nos permita tener acceso a estas peculiaridades del ser humano.

La evolución del ser humano ha hecho que del sexo surgieran diversas formas de obtención del placer que la mente necesita para estar en calma y , por tanto, se mantenga la tranquilidad mental y paz social que urge para que un equilibrio social se imponga.

Llegados a este punto ¿Por qué el individuo necesita tranquilidad mental y paz social que hace que en nuestras interacciones no sintamos preocupaciones, que según sea la tensión que se produce en el ser humano, ésta nos produzca ira, odio, rencor y tener opiniones encontradas sobre la actuación de otros seres individuales, porque pueda parecer que no actúan de forma coherente con la necesidad de la búsqueda del equilibrio necesario y buscado por el ser humano y rompe con la necesidad de cobertura racional, lógica, equilibrada y nunca deficitaria de alimento, abrigo, placer, descanso e higiene y que nos aporta sensación de  equilibrio y nos aporta la sensación de bienestar y disfrutar de tener salud.

Con todo esto, la sensación de equilibrio ó de disponer de salud se rompe en ocasiones por alteraciones propias ó por inoportunas reacciones internas que nos producen hechos ajenos a nuestro ser individual.
La necesidad de conocer como es el ser humano nos hace preguntarnos: ¿Cómo sentimos lo que ocurre a a otros aunque estén lejos?

La empatía, el lenguaje, las emociones, el concepto de alma ó energía inteligente que hace que, en el ser humano, las emociones se expresen con palabras, caricias, miradas, cultura, pensamientos y esto obliga a de forma racional y lógica necesidad hablar del ser humano como un ente espiritual con experiencias físicas ocupando un cuerpo físico. El entender esto nos avanza a nuestro entendimiento primario, que durante el sueño y descanso, se conmueve nuestra esencia personal y se integra un conocimiento que explica nuestra necesidad de tranquilidad mental y paz social que exige de un equilibrio en la vida a un nivel global.
¿Cómo es el ser humano? ¿Cómo podemos tener acceso al mundo espiritual si somos seres con un cuerpo físico, al que tenemos acceso "lógico y real", porque los sentidos físicos asó lo expresan? ¿Cómo podemos penetrar en otras dimensiones, con nuestro limitado modo de pensar?

Nosotros (ver contacto) según nuestro conocimiento cultural ancestral del ser humano, apoyado en revelaciones hechas por personas que, con capacidades psíquicas diferentes pero contrastadas a al línea normal del pensamiento del ser humano, nos refrendan un conocimiento antiguo y que, con el cultivo de la comunicación del ser humano con los ángeles en los rituales de incorporación angélica, nos comunican un conocimiento que algunas personas religiosas nos confirman como común a algunas experiencias personales que han tenido con sus respectivos ángeles de guarda.

Este conocimiento describe cada ser humano como un ser físico-energético compuesto de siete cuerpos:
    cuerpo físico
    cuerpo etérico
    cuerpo astral
    cuerpo mental
    cuerpo causal
    cuerpo búdico y Buddi
    cuerpo átmico o Atma

Estos cuerpos se describen detalladamente, también en la literatura esotérica y se describen, por sus peculiaridades, de la siguiente forma:

El cuerpo etérico es el más próximo y afín a nuestro cuerpo físico. Es una copia reproducción exacta, pero está formado de otra materia, la materia sutil. El plano de la materia sutil es el más próximo a nuestro plano material. Todos los impulsos y todos los sucesos de nuestra vida atraviesan la materia sutil, antes de sumergirse en la materia sólida y tomar una forma visible para nosotros. De igual modo, el cuerpo etérico proporciona su energía vital al cuerpo físico. Éste capta la energía que si de una red se tratase y la concentra para alimentar al sistema nervioso.

El plano siguiente es el plano astral, el mundo de las emociones y las ambiciones... un mundo que, dependiendo de nuestra propia vibración, puede representarse como el cielo o el infierno. Por consiguiente, el cuerpo astral es el vehículo de todas las emociones. Es el único que es más grande que los otros cuerpos. La parte que sobresale es como un corona o aureola que, en esoterismo se conoce como aura. El aura nos proporciona información sobre los distintos estados de ánimo y sobre la enfermedad a través de sus respectivos colores.

Al plano astral le sigue el plano mental, el mundo del pensamiento o de la razón.

El cuerpo mental se forma según  la calidad de nuestros pensamientos. Al igual que los otros tres cuerpos de los que ya hemos hablado, se forma de nuevo en cada existencia y se disuelve después de la muerte del ser humano.

No sucede lo mismo con el cuerpo causal. Éste permanece con nosotros a lo largo de todas nuestras encarnaciones y sólo desaparece cuando se han disuelto todas las relaciones kármicas de nuestras vidas. Este cuerpo reúne, en una sola persona, al autor, el director y el actor de la obra de nuestra vida.
La sede de nuestra alma (parte eterna que hay dentro de nosotros) que alberga el espíritu que es parte del espíritu de Dios se encuentra en el cuerpo búdico.

Con todo esto, hay todavía otro cuerpo: el cuerpo átmico. Este es el cuerpo que alberga nuestro Yo superior, un ser de una claridad cristalina que, es la sede de la chispa divina de nuestra alma y de nuestra identidad con Dios.

Abrimos, con todo esto, la siguiente discusión: Hay una analogía físico-energética entre los que conocemos del planeta Tierra con su atmósfera en comparación con el ser humano teniéndolo  en cuenta con las peculiaridades que en este texto se describe. 

Históricamente la evolución del planeta es constante, la evolución del humano, su cultura, su entorno ha sido definido por un cambio, también, constante. Nuestro ser individual se preocupa, enferma y, el equilibrio que exige cobertura en abrigo, alimento, placer, descanso e higiene parece que se abre de forma libre y natural a querer buscar el individuo humano como un ser humano sano, realizado y que, desde épocas antiguas, en esta línea ha querido preguntarse ¿por qué enfermamos? ¿por qué se envejece? ¿por qué se muere?

En las necesidades que, histórica y socialmente nos han definido en el proceso natural de progreso constante hizo que la aparición de horas de ocio junto con la búsqueda de respuestas a la inherente sutiliza de las preguntas que surgían en el discurrir de la vida, abrigó la existencia de los conceptos de arte, cultura y se hizo un hueco la religión y la ciencia. Curiosamente, la presencia de estos conceptos y realidades en nuestras interacciones sociales han hecho surgir normas morales con la aparición de la presencia de la existencia de una fuente externa de mal que podía influir en el comportamiento del ser humano. 

Al mismo tiempo, la curiosidad, el progreso y el avance en arte, cultura, ciencia, moral y necesidad de orden conduce a la sociedad a un florecimiento de la idea de crecer, aprender y entendernos pero surge, inevitablemente, la idea de compararnos y competir con la consiguiente aparición del concepto natural del competidor o rival. ¿Qué ocurre? que si la emoción que acompaña al humana mientras nos comparamos ó competimos es de envidia, ira, rencor, odio hace que familias se separen, dividan; comunidades de vecinos se vean diferentes y sociedades territoriales discurran en el devenir de la vida acostumbrándose a vivir surgiendo en la ideología social la idea de diferencia de clases, culturas, religiones y de ahí ideas de supremacía de casta, raza,...

Con todo estas diferencias que han surgido en la historia dentro de la población mundial: ¿Cómo definimos y buscamos el equilibrio? en párrafos anteriores hemos descrito los distintos cuerpos de que forma el ser humana individual. Cuando nacemos tenemos un entorno particular y no todos desarrollamos, de la misma manera, la personalidad y el intelecto. En los primeros años de vida se forma la estructura cerebral y una psique según relaciones y desarrollo emocional que es resultado de la interacción con las personas más cercanas al individuo y que se enriquece con las relaciones diferentes  que surgen en el día a día (familiares, niños de la guardería, luego del colegio, profesores y medios de comunicación). 

Con todo ello cabe decir que niños participantes en estudios de desarrollo de personalidad (con niños de entre 2 y 5 años, de distintas razas de piel, religión y cultura) se descubrió que se organizaban, jugaban y relacionaban con soltura y sin ningún desprecio y reflejaban una naturalidad relevante sólo rota, en alguna circunstancia, por la timidez típica de algún niño ó niña.

Estudios sucesivos, cuando la edad superaba los 6 y 7 años, cuando la estructura cerebral de los niños hace que tengan por norma copiar conductas que observan en personas que significan una referencia para ellos. El resultado nos dice que la sociedad tiende a diferenciarse, a compararse y a poner etiquetas, que ya sea por experiencia, historia o ignorancia hace que, los niños en su ánimo de copiar a determinados adultos, olviden la amistad, la empatía y las horas compartiendo inquietudes y aprendizaje y pasan a comparar, elegir compañeros de entre el grupo nutrido y diverso que parecía ser una segunda familia, en su conjunto,  de cada uno de los niños que formaban parte del estudio.

Entonces, y volviendo a tres párrafos atrás: ¿Cómo definimos el equilibrio? con esta pregunta queremos poner en liza el comentario y discusión siguiente: ¿Qué supone para un niño olvidar la armonía de un grupo, donde todos son iguales, a pesar de la diversidad que describía al conjunto de niños, por la necesidad de refrendar el significado de asignar a alguien una etiqueta fruto de una comparación seguida de una elección y juicio?. Lo que supone, entendemos, que a otra escala, ocurre entre adolescentes, adultos y mayores en todas partes del mundo. Entonces, si el equilibrio es necesario para nuestra salud mental, armonía interior y paz con nosotros y el entorno cercano y no tan cercano, ¿por qué nuestra mente genera etiquetas que nos hace compararnos entre nosotros, olvidar lo que nos hace iguales y elegir querer satisfacer el ego desarmonizando el entorno en donde vivimos y dando pie al desequilibrio. El equilibrio que buscamos de forma natural, parece que nosotros rompemos por una forma de pensar que nos hace diferenciarnos y compararnos. ¿Por qué?

En el deporte de equipo, principalmente, los jugadores comparten un objetivo y para conseguirlo, se obligan a entenderse, a compartir ideales, valores y a las órdenes de un entrenador y un equipo técnico consiguen jugar como un motor bien engrasado y dependiendo de cuestiones técnicas particulares y de grupo consiguen un resultado más o menos bueno al final de la competición. En el deporte se difunden valores de amistad, concordia, fraternidad, igualdad y juego limpio, pero dentro de este marco idílico de equilibrio a lo largo de la temporada emociones diversas de frustración, baja autoestima en jugadores, en el equipo, dentro del equipo técnico, que supone emociones y pensamientos diferentes dentro de grupos de personas que conforman público propio, público de otros equipos, prensa... y al final de la competición hacemos resumen y ponemos etiquetas de equipos que descienden de categoría, equipos que se clasifican para subir de categoría ó jugar competiciones mayores y siempre hay un ganador. Esto es entender el juego y los resultados inevitables pero qué ocurriría si en vez de educar a los niños, adolescentes y estudiantes de FP y universidad a no sólo tener competencias según conocimientos que se les inculca, sino que se enseñan valores sociales é individuales, por ejemplo, entendiendo la vía del óctuple sendero (conceptos que se comparten en textos de distintas filosofías y religiones) con la intención de buscar la realización de la persona, y lo pueda desplegar en su hogar, en el trabajo, en familia y en la diferentes formas de trato y relación que pueden existir en la vida de la persona. Se conseguiría con esto, con educación, un equilibrio emocional que nos acompaña individualmente y socialmente que nos permite tener un bienestar contrastado que facilita, a su vez, una forma de vivir que consigue un estado de salud que en tiempo nos permite vivir en paz y feliz.
 
Con esto: ¿Puede ser la educación ser la base del equilibrio? Educar supone tener alguien por referencia que enseña, educa. En la sociedad cualquiera, en la calle, puede ser referencia con su conducta y comportamiento, alguien conduciendo también, alguien que está en el público en un concierto ó en un partido de fútbol u otro deporte, distintas personas como directivos en empresa, políticos y así, un largo etcétera.

Todos somos alumnos y a la vez, referencia, con una mayor o menor responsabilidad ciudadana, social de labor educadora.

¿Entendemos el carácter espiritual del ser humano?¿Entendemos la necesidad de unas reglas, normas que pueden ser las que refleje el óctuple sendero? Vemos que el camino de cuidar estos detalles pueden ser la vía de hallar un equilibrio individual que nos ayude a sentirnos en salud. ¿Puede ser un equilibrio social hacer que no sea una anécdota el sentimiento de salud sino una constante en el tiempo que nos permite vivir en paz y felices? ¿Qué sientes después de leer este texto y encontrarte esta última pregunta? Estamos seguros de que es un pensamiento positivo.
    
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